El panorama no era prometedor para la rubia y seductora Dasha cuando llegó por primera vez a los Estados Unidos desde la República Checa.
Con poca idea de inglés, el único trabajo que podía conseguir era como dependienta en un K-Mart en Washington, DC. Desesperada por encontrar una vida mejor, ella y un amigo compraron un coche y se dirigieron a Hollywood, donde se convirtió en una bailarina en un bar de topless.
Ahora es una estrella porno apreciada por su belleza y elegancia europea.